Durante cuatro Domingos se
lee entero el discurso del Pan de Vida del Evangelio de Juan.
Hasta cinco veces se nombra
el "manà" como símbolo profético del Pan de la Vida en el texto de
hoy.
Es un don gratuito, bajado
del cielo: un viático para el camino.
El "manà" no es más
que la imagen anticipada de lo que Dios dará al mundo por medio de Jesús.
En este Domingo, el símbolo
de la Palabra de Dios que sacia el hambre espiritual del ser humano toma forma
de pan.
Pero un pan por el que nadie
ha trabajado, absolutamente regalado.
Es una obra y un don de Dios.
La obra que Dios quiere es
que el ser humano crea, es decir, que se entregue al que ha sido enviado por
Dios.
Es importante fijarse en la
primera lectura del libro del Éxodo para la predicación del extenso
"discurso eucarístico", ya que orientará el matiz de cada Domingo
dedicado a esta temática reiterativa.
Hoy, muy especialmente, puede
hacerse hincapié en el signo del "manà": la Eucaristía es para el
pueblo de peregrinos, "viatores" su sostén, su fuerza, su alimento…
Es la figura, entre
misteriosa y providencial, de que Dios camina con ellos y no los ha abandonado
en el desierto.
Con razón en el Salmo se
canta: "El Señor les dio pan del cielo", "Panem de caelo
dedisti eis".
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