El próximo día 2 de julio, sábado, según el
programa del 50 aniversario de la parroquia de San León Magno, está proyectada
una peregrinación parroquial a la Escala Santa de Cabra de Mora con motivo del
Año Jubilar de la Misericordia.
LA HISTORIA DE LA ESCALA SANTA
El
origen de la Escala Santa hay que buscarlo en el palacio de Poncio Pilato en
Jerusalén, por donde subió y bajó Jesucristo el Viernes Santo para ser juzgado
y donde derramó su sangre a causa de las torturas que le infligieron. La
tradición atribuye a Santa Elena (año 326) el traslado de dicha escala a la
Iglesia de San Juan de Letrán en Roma. Actualmente se sigue venerando en un
edificio aledaño a esa iglesia, llamado el Santuario Pontificio de la Escala
Santa.
En
el año 1713 un cura y fraile de este pueblo D. Miguel Vicente Abad Dolz Zapater
(1663-1730) fue enviado por el Principal General de Cataluña a Nápoles
(Italia), donde desarrolló labores como Calificador del Santo Oficio.
Igualmente fue confesor de cardenales y obispos en el Vaticano en Roma. Durante
los casi veinte años que estuvo por esas tierras, no tuvo otra obsesión que
hacer una réplica de la Escala Santa de Roma en su pueblo natal. Para ello no
escatimó esfuerzos en recoger dinero para sufragar la obra, reliquias, cuadros,
esculturas, etc. que pudieran enaltecer el proyecto. Trajo 228 reliquias de
santos y papas, pero casi todo ese patrimonio fue quemado durante la Guerra
Civil. Actualmente se conservan algunas en varios relicarios instalados en la
capilla superior.
Para
conseguir su empresa, no dudó en ganarse la amistad de cardenales muy
influyentes e incluso del Papa Benedicto XIII, de los que consiguió que la Bula
de 11 de Julio de 1725 que emitió dicho papa y que otorgaba muchos beneficios
religiosos e indulgencias a la iglesia de San Juan de Letrán, los tuviera
también su ermita en Cabra de Mora. De ahí, que en la época que hablamos, se
considerara a estos dos espacios lugares muy santos, con más indulgencias que
el Santo sepulcro de Jerusalén o la catedral de Santiago de Compostela.
Nuestro
más insigne personaje también fue promotor de la construcción de la iglesia
parroquial y benefactor de otras iglesias a las que dio reliquias o joyas, como
a las de Valbona, Mora, Alfambra, Sarrión, Alcalá, El Castellar, Galve,
Linares, El Pobo, Formiche, etc. En parte en agradecimiento, ya que también
fueron donantes para la construcción de la Escala.
LA INDULGENCIA
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Para
ganar dichas indulgencias, la Escala de mármol negro debe de subirse de
rodillas sin tocar los escalones con las manos ni la punta de los pies.
La
indulgencia plenaria consiste en la eliminación total del pecado, ya que cuando
el fiel comete un pecado mortal y tras arrepentirse y confesarse, siempre le
queda, digamos, una mancha en el alma. La indulgencia nos coloca ante Dios como
un recién nacido.
ERMITA ESCALA SANTA
La
ermita de la Escala Santa es un edificio barroco, construido en piedra de
mampostería y sillarejo, formado de dos plantas que se encuentra junto a la
Iglesia parroquial (Basílica de 2ª categoría) de San Miguel Arcángel. Está
datada en 1730.
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En
la primera planta está el Baptisterio de San Juan Bautista, formado por una
nave cuadrada cubierta con bóveda de crucería. En su portada, entre un gran
óculo y la puerta principal formada por un arco de piedra de medio punto, se
halla una inscripción, de la época del papa Benedicto XIII, por la que se
otorga el perdón de sus culpas y delitos a los que recen ahí.
En
la segunda planta se ubica la Escala Santa. Consta de una nave principal donde
hay instalada una escalera y en su parte superior una capilla central y a los
lados de ésta unas pequeñas habitaciones. Esta escalera de 28 escalones es de
mármol negro en el centro y la flanquean otras dos de piedra arenisca,
separadas por un barandado de madera.
CONJUNTO ARQUITECTÓNICO DE LA IGLESIA
PARROQUIAL Y LA ERMITA
En
su fachada principal destaca la puerta de acceso rodeada por un arco de piedra
de medio punto, un escudo nobiliario de fina talla perteneciente a uno de los
promotores de la obra, el Marqués D. Pedro Felipe Ansaldo de Miranda y Ponce de
León y una leyenda en piedra donde explica los beneficios espirituales a los
que suban la Escala de rodillas. Es de subrayar la belleza de la espadaña en
piedra que remata la fachada, donde alberga una campana.
El
techo de la nave y las paredes se encuentran decoradas de pintura mural con
escenas que representan La Pasión de Jesucristo, a la vez que profusas
decoraciones vegetales de estilo Rococó, que enmarcan y ensalzan esas escenas.
Se
conservan las planos de construcción, provenientes de Italia y el maestro de
obras fue Pedro Ferrer.
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