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domingo, 26 de marzo de 2017

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA




Sagrada Escritura


Primera: Sam 16,1b.6-7.10-13a;

Salmo: 22,1-3a.3b-4.5.6;
Segunda: Ef 5,8-14;
Evangelio: Jn 9,1-41





El hermoso pasaje de la curación del ciego de nacimiento nos ofrece un tema unificador para las lecturas de este cuarto domingo de cuaresma: “la experiencia de Cristo ilumina la vida de los hombres”.

El ciego de nacimiento pasa de la obscuridad a la luz por obra del poder y del amor de Cristo. Esta misma verdad la repite San Pablo en la carta a los efesios: “antes eran tinieblas, ahora sois luz”.

Cuando Dios interviene en la vida del hombre, cuando se manifiesta con su amor y con su poder, y cuando el hombre acoge esta revelación en el fondo de su corazón, allí tiene lugar una nueva realidad, una nueva experiencia de Dios.

Entonces, la persona humana que yacía en tinieblas se reviste de una fortaleza y una luminosidad hasta entonces desconocidas. Es muy instructiva, en este sentido, la elección del David como guía de su pueblo: era el más pequeño de la casa de Jessé, era pastor, era un muchacho, sin embargo, Dios lo elige para regir los destinos de Israel y para ser figura del Mesías que vendrá.

La experiencia de Dios transforma la vida.

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