No somos huérfanos: tenemos
una Madre en el cielo: es la Santa Madre de Dios.
Porque nos enseña la virtud
de la esperanza, incluso cuando parece que nada tiene sentido: ella siempre
confiando en el misterio de Dios, incluso cuando Él parece eclipsarse por culpa
del mal del mundo.
En los momentos de dificultad, María, la Madre
que Jesús ha regalado a todos nosotros, pueda siempre sostener nuestros pasos,
pueda siempre decirnos al corazón:
“Levántate. Mira adelante. Mira el horizonte”,
porque Ella es Madre de esperanza.
Papa Francisco.

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