"Cristo es
“el tesoro escondido, es Él la perla de gran valor. Él es el descubrimiento
fundamental, que puede dar un viraje decisivo a nuestra vida, llenándola de
significado”...
“El discípulo de Cristo no es uno que se ha privado
de algo esencial, es uno que ha encontrado mucho más: ha encontrado la alegría
plena que sólo el Señor puede donar. Es la alegría evangélica de los enfermos
curados, de los pecadores perdonados, del ladrón a quien se le abre la puerta
del paraíso”.
“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida
entera de aquellos que se encuentran con Jesús. Aquellos que se dejan salvar
por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del
aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.
Papa Francisco 30 de julio 2017
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