
En el primero de ellos, aparece con mayor relieve
el aspecto escatológico y se nos orienta hacia la espera de la venida gloriosa
de Cristo. Las lecturas de la misa invitan a vivir la esperanza en la venida
del Señor en todos sus aspectos: su venida al final de los tiempos, su venida
ahora, cada día, y su venida hace dos mil años.
En el segundo periodo se orienta más directamente
a la preparación de la Navidad. Su nos invita a vivir con más alegría, porque
estamos cerca del cumplimiento de lo que Dios había prometido. Los evangelios
de estos días nos preparan ya directamente para el nacimiento de Jesús.

En cuanto a las lecturas de las misas
dominicales, las primeras lecturas son tomadas de Isaías y de los demás
profetas que anuncian la Reconciliación de Dios y, la venida del Mesías. En los
tres primeros domingos se recogen las grandes esperanzas de Israel y en el
cuarto, las promesas más directas del nacimiento de Dios. Los salmos
responsoriales cantan la salvación de Dios que viene; son plegarias pidiendo su
venida y su gracia. Las segundas lecturas son textos de San Pablo o las demás
cartas apostólicas, que exhortan a vivir en espera de la venida del Señor.

Primer Domingo: 3 de
diciembre: "Velen
y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento".
Está centrada en la venida del Señor al final de
los tiempos. La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial
actitud de conversión.
Nos invita, por medio del Bautista a «preparar
los caminos del Señor»; esto es, a mantener una actitud de permanente
conversión. Jesús sigue llamándonos, pues la conversión es un camino que se
recorre durante toda la vida.
Tercer Domingo: 17 de
diciembre: "Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?
Preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está
cada vez más cerca el día de la venida del Señor.
Cuarto Domingo: 24 de
diciembre: "Aprender de María y aceptar a Cristo que es la Luz del
Mundo".
Nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al
mundo. María es figura, central, y su espera es modelo estímulo de nuestra
espera.
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