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jueves, 31 de enero de 2019

PADRE, QUE ESTÁS EN EL CIELO




Consuela: saber que Jesús ora por nosotros, ora por mí, por cada uno de nosotros para que nuestra fe no falle.

… Incluso la muerte del Mesías está inmersa en una atmósfera de oración, de modo que las horas de la pasión aparecen marcadas por una calma sorprendente: Jesús consuela a las mujeres, ora por sus crucificadores, promete el paraíso al buen ladrón y respira diciendo:
 «Padre, en tus manos pongo mi espíritu» (Lucas 23, 45).

…La primera parte de esta enseñanza es precisamente el Padre Nuestro. Oren así: «Padre, que estás en el cielo».

«Padre»: esa hermosa palabra para decir. Podemos quedarnos todo el tiempo de la oración solo con esa palabra: «Padre». Y sentir que tenemos un padre: no un padre autoritario o un padrastro. No: un padre. El cristiano se dirige a Dios llamándolo por encima de todo «Padre».

…¿Cuántas veces hemos pedido y no hemos obtenido, todos lo hemos experimentado, cuántas veces hemos llamado y encontrado una puerta cerrada?.  Jesús nos insta, en esos momentos, a insistir y no rendirnos. La oración siempre transforma la realidad, siempre.

Si las cosas no cambian a nuestro alrededor, al menos nosotros cambiamos, cambiamos nuestro corazón. Jesús prometió el don del Espíritu Santo a cada hombre y a cada mujer que reza.  Podemos estar seguros de que Dios responderá.

Sí, él hará justicia, nos escuchará. ¡Qué día de gloria y resurrección será! Orar es ahora la victoria sobre la soledad y la desesperación. Rezar. La oración cambia la realidad,  no la olvidemos. O cambia las cosas o cambia nuestros corazones, pero siempre cambia. Orar es ahora la victoria sobre la soledad y la desesperación…

Papa Francisco – Catequesis del Padre nuestro.
9 – 01 – 2019

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