P.
ANSELMO POLANCO, OBISPO DE TERUEL
Y
FELIPE RIPOLL SU VICARIO GENERAL
Martirologio Romano: En
Pont de Molins, pueblo de la provincia de Gerona, en España, beatos mártires
Anselmo Polanco, obispo de Teruel, y Felipe Ripoll, presbítero, que, a pesar de
las amenazas y de las promesas, mantuvieron su fidelidad a la Iglesia (1939).
Fecha de beatificación:
Fueron Beatificado por el Papa Juan Pablo II, el 1 de Octubre de 1995
EL PADRE POLANCO
En Buenavista de Valdavia,
pueblo de Palencia, en una humilde familia de labradores nació el Padre Anselmo
Polanco el año 1881. Cuando cumplió los once años entró en Barriosuso donde
estudió Humanidades durante tres años y en 1896, ingresó en el colegio de
Agustinos de Valladolid, del que un tío suyo era rector y vistió el hábito de
San Agustín. Allí enfermó y tuvo que regresar al pueblo, donde viéndole tan
ejemplar, sus paisanos llegaron a creer que «ser fraile es lo mismo que ser
santo». En Navidad de 1904 celebró su primera Misa en el convento de La Vid.
Viajó a Alemania, Filipinas. Hispanoamérica y Estados Unidos. En 1921 alcanza
el grado de Maestro en Sagrada Teología. Su madre, Ángela, le dirá: «Siempre
fuiste buen hijo para tus padres; ahora sé buen padre para tus hijos.»
Cuando alguien sugería al
obispo la conveniencia de abandonar la ciudad de Teruel, repetía: «Yo soy el
pastor, no puedo separarme de mi rebaño.»
Los restos mortales del
padre Polanco fueron trasladados a la capital de su diócesis. Hoy reposan en la
cripta de la catedral de Teruel.
DON FELIPE RIPOLL
Nació en Teruel el 14 de
septiembre de 1878. De niño tenía que recorrer diez kilómetros para ir al
colegio. Estudió en el Seminario Conciliar y fue ordenado sacerdote el 29 de
Marzo de 1901. Su nombramiento de profesor de los seminaristas, le hace continuar
sus estudios. Diez años más tarde fue nombrado Canónigo y Rector del Seminario.
Le atraía la Compañía de Jesús y durante dos años vivió con los Jesuitas, pero
al resentirse su salud, regresó a la diócesis. Siguió unos años entregado al
apostolado seglar, promovió las vocaciones sacerdotales y religiosas y dedicó
mucho tiempo a la dirección espiritual. En el 1935, el Obispo Polanco, recién
llegado a la diócesis, lo nombró Vicario General. Su fidelidad al obispo fue
extraordinaria hasta permanecer con él como un hermano hasta la muerte. El 8 de
Enero de 1938 fue hecho prisionero y conducido con el obispo Polanco a las
cárceles de Valencia, Barcelona, Figueres y Pont de Molins. El 7 de febrero de
1939 fue martirizado en el Desfiladero de Can Tretze, a la edad de 61 años.
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