“Jesús con todos nosotros.
Pensemos en esto cuando estamos en malos momentos, en momentos de pecado, en
momentos de tristeza. Ahí está Jesús que nos dice: «Miradme: ¡estoy aquí!
Tomemos la mano de Jesús y dejémonos levantar. Pedro y Juan nos enseñan a no
confiar en los medios, que también son útiles, sino en la verdadera riqueza que
es la relación con el Resucitado. En efecto, somos —como diría san Pablo— «como
pobres, aunque enriquecemos a muchos; como quienes nada tienen, aunque todo lo
poseemos» (2 Corintios 6, 10).”
“Todo nuestro es el
Evangelio, que manifiesta el poder del nombre de Jesús que hace maravillas. ¿Y
qué tenemos cada uno de nosotros? ¿Cuál es nuestra riqueza, cuál es nuestro
tesoro? ¿Qué podemos hacer para enriquecer a los demás? Pidamos al Padre el don
de un recuerdo agradecido al recordar los beneficios de su amor en nuestras
vidas, para dar a todos el testimonio de alabanza y gratitud. No olvidemos: la
mano siempre extendida para ayudar al otro a levantarse; es la mano de Jesús la
que a través de nuestra mano ayuda a otros a levantarse.”
Papa
Francisco
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