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domingo, 24 de noviembre de 2024

REY DEL UNIVERSO


Cada Domingo, "el día señorial", celebramos, hasta que Él vuelva, la realeza de Jesucristo, manifestada en su Resurrección.

Es por causa y a partir de la Resurrección que celebramos la gloria del Señor; gloria que posee con el Padre y el Espíritu, Trinidad consustancial e indivisible.

La Resurrección de Cristo lo manifiesta como Rey de todo el universo, "Alfa y Omega" de los tiempos, clave y fundamento del universo, redentor nuestro y Esposo de la Iglesia.

Toda la Liturgia de la Iglesia celebra la realeza de Cristo este Domingo, tanto en las Horas santas como en la "sinaxis" eucarística.

La Iglesia, con su Liturgia, también con su vida, teologal y apostólica, manifiesta al mundo la realeza de Cristo.

 

ElSeñor,indefensoeinerme ante Pilatos, proclama su realeza: " lodices, soy rey".

Él mismo inmediatamente aclara que es Rey en tanto que testigo de la Verdad.

La paradoja no puede ser más fuerte: alguien entregado a la merced de Pilatos, que podía disponer de su vida y de su muerte, proclama su realeza.

La cualnotieneparangón con ninguna realeza de este mundo ya que su reino no es de aquí ni como los de aquí.

Es la realeza del amor, ver el Prefacio, no una realeza fundamentada en  el poder de lo bélico, económico o ideológico.

Está fundamentada en la Verdad de Dios, que es amor (1Jn 4,8).

Jesús,  hasta  la  hora  de  su  Pasión, no proclama su realeza.

Pero ahora ya no importan los malentendidos que quiso evitar (Jn 6,15):sabequePilatono la comprenderá y que los judíos la rechazará.

La "verdad" que viene a testimoniar es Dios Trinidad: la del Padre que ha entregado al Hijo en el amor del Espíritu Santo.

Así ha amado Dios al mundo.

Todo el que es "de la verdad" oye su voz, es  decir: "todo el que ama puede entender algo".

La lectura del Apocalipsis es magnífica, como un colofón hímnico a Cristo Resucitado en el último Domingo del Año litúrgico: "Él es el testigofiel,elpríncipedelos reyes de la tierra, el que nos ama, el quenos ha liberado de nuestros pecados por susangre, el primogénito deentre los muertos, alfa y omega", y quien, al final del tiempo, se manifestará (esto es conmovedor) como "el que traspasaron".

Su advenimiento glorioso será al mismo tiempo gloria lamentación.

"Gloria" porque es nuestra salvación y "lamentación" por no haberlo amado más.

Su reinado fundado en su Cruz es supra temporal y sobre todo lo creado.

Más todavía: el Señor glorioso nos asocia a su realeza: nos ha hecho "reyes y sacerdotes para Dios", su  Padre.

Es Cristo,humillado exaltado, que finalmentedesvela el enigma de la profecía de Daniel sobre el Hijo del hombre (primera lectura).

EnelSalmo92,"El Señorreina,vestido demajestadcantamos la realeza de Cristo.

Es uno de los siete Salmos del Reino (92-96), que empiezan con la clásica aclamación "YHVH malak, ¡el Señor reina!", que es lo mismo que afirmar: "¡El Señor ha Resucitado!".


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