Se añade a la narración evangélica el Prólogo de Lucas cargado de
significados teológicos.
Con él, se inserta en la tradición
de los que "desde el principio fueron testigos de vista y luego lo transmitieron
de palabra".
La finalidad es la catequesis de la comunidad:
"la solidez de las enseñanzas que has recibido".
El Señor, en la sinagoga de
Nazaret, hace suyas las palabras de
Isaías referentes al Ungido del Señor y proclama: "Hoy se cumple la Escritura que acabáis de oír".
Cristo es la exégesis del Padre.
Él inaugura el jubileo de la gracia en el quevi la
libertad será dada a los cautivos, los ciegos reencontrarán la luz y
la Buena Nueva
será anunciada a los pobres.
Vivimos en este hoy, "sermón" que el Señor
proclama.
La Liturgia nos introduce en este "hodie".
La Palabra de Dios,
"Torá", ya no es el libro de la Escritura sino su Persona.
El discurso de Jesús en la sinagoga será programático con relación a
la vida y al ministerio del Señor.
Con razón el Salmo canta: "Tus
palabras, Señor, son espíritu y son vida".
La asamblea dominical
se convierte en el lugar donde la Palabra de Dios es transmitida y
acogida.
Él es también el nuevo Esdras, el
intérprete verdadero de la Escritura.
Por eso a la asamblea de los cristianos se
pueden aplicar las palabras: "Hoy es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis
tristes, pues el gozo del Señor es vuestra fuerza".
Es el gozo del Señor Resucitado, comunicado
a nosotros por el Espíritu Santo que nos ha sido dado para formar un solo cuerpo.
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