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domingo, 8 de junio de 2025

PENTECOSTÉS


Pentecostés es la plenitud de la cele bración  de Pascua.

Es la Pascua consumada y continuada, perenne.

Pentecostés es el último día de la fiesta, el día    que hace cincuenta después de Pascua.

El último día es la memoria del Don del   Espíritu Santo.

Los santos Padres enseñan    que Cristo ha sufrido pasión y  muerte   ha Resucitado    "para entregar el Espíritu".

Santo Tomás dice que, dando el Espíritu, Dios no da un don inferior a sí mismo, sino que se da a sí mismo.

El Espíritu convoca la Iglesia, la une en la diversidad y       le regala los dones de la unidad, de la santidad y de la apostolicidad.

Desde el  primer Pentecostés, Cristo, Sacerdote eterno, es quien invoca incesantemente       el Espíritu sobre la Iglesia.

El Espíritu es también el artífice de los   sacramentos.

Del mismo modo que vivifica el pan y el vino para que sean el Cuerpo y la Sangre del Señor, vivifica el  libro de la Escritura para que sea Palabra     viva para nosotros.

Dentro de nosotros, en el corazón de cada creyente, es agua  viva e impetuosa que clama:  "Ven al Padre"· (San Ignacio de Antioquía).

Por Él entramos en la comunión trinitaria ya en este mundo, aunque todavía no se ha manifestado la gloria de los hijos e hijas de Dios.

Mucho más: la Liturgia es la obra conjunta del Espíritu y de la Iglesia.

Sin el    Espíritu no hay Liturgia cristiana.

"El amor de Dios ha sido derramado en nuestros co razones" (Rom 5,5).

Este mismo amor nos   lleva siempre a los pobres: no sin razón, la Secuencia invoca al Espíritu como "Padre de los pobres", "Pater pauperum".



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