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domingo, 20 de julio de 2025

LA TERNURA

 

El Evangelio de Marta y María es atrayente y rezuma una gran ternura.

Las      dos mujeres querían agradar extraordi nariamente  al Señor.

Una, sentada a sus   pies, escucha embelesada las palabras de   Jesús; la otra permanece ajetreada para servir al Señor.

Tanto, que, ante el Señor, reprocha a su hermana que no le ayuda.

No tendría ningún sentido, como en la exégesis secular, sacar ninguna conclusión sobre la superioridad de la vida contemplativa a la vida activa.

Sin embargo, resultaría absurdo negar que Jesús, suave       y delicadamente, amonesta a Marta ya que María ha escogido "la parte mejor".

Ambas cosas son necesarias, pero Jesús     indica un orden.

Primero, ambas deberían escuchar al Señor y, segundo, ambas      también deberían servir al Señor.

Una cosa y otra se debe hacer.

Las palabras a     Marta son preciosas: "Marta, Marta, andas     inquieta y preocupada con muchas cosas; sólo una es necesaria".

¿Cuál es esa cosa   necesaria? "porro unum est necessarium".

La Imitación de Cristo responde: "Amar    a Dios por encima de todo y servirle de todo corazón".

El Evangelio enseña a la Iglesia que la acción apostólica debe ser fruto de la contemplación, "contemplata       aliis tradere", también es verdad el otro principio: "ecclesia in actione contemplativa".

De lo contrario todo es activismo.

María, en el pasaje del Evangelio, queda   como una figura de la Iglesia oyente de la Palabra.

El beato Elredo  de  Rieval comenta: "Si nuestro corazón es el lugar donde           reside Dios, es justo que estas dos mujeres también sean: una, sentada a los pies        de Jesús para escucharlo, la otra ocupada   en darle de comida. Mientras Cristo esté      en la tierra, pobre, hambriento, sediento, tentado, será necesario que estas dos mujeres habiten en la misma casa, que en un    mismo corazón estén presentes estas dos       actividades". (Sermón sobre la Asunción).

Abrahán, en la escena del Génesis, acogiendo a los tres peregrinos acoge al mismo Dios.

La presencia del Señor es siempre     una promesa de fecundidad.

El trasfondo     es el icono de la Trinidad del monje ruso   Rublev, con su riqueza de contenidos espirituales y teológicos.

El Salmo de hoy  pertenece a la liturgia del templo: Señor, "¿quién puede   +hospedarse en tu tienda?"

Una   vez más se propone la segunda tabla del   Decálogo, la relación con los demás, justa y honrada, que determina la relación     con Dios.

San Pablo en la segunda lectura proclama que el Misterio escondido de Dios, lo más íntimo y esencial en Él, se ha   revelado en Jesucristo.

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