LA MISERICORDIA DEL PADRE
Decimos sacramento de la Penitencia, de la Reconciliación, de la Confesión. La "penitencia" es una parte del sacramento; algunas personas son muy buenas y no "rompen" con el Señor para reconciliarse con Él; la "confesión" es también una parte del sacramento, decir los pecados al confesor. Pero todos los que celebramos este sacramento, sean muy santos o muy pecadores, experimentamos la Misericordia del Padre.
El sentirnos llevados a hombros del Buen Pastor; la alegría del Padre por el pecador que se convierte y el Padre que hace una fiesta porque ha encontrado al hijo perdido. A este sacramento se le ha llamado también el segundo bautismo: se ha perdido la vida nueva del primer bautismo y la recuperamos en este sacramento de la Misericordia del Padre o confesión. Es un regalo de Cristo Resucitado a su Iglesia el día de la Resurrección: "Al anochecer de aquel día primero de la semana...¡Paz a vosotros! a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados..." (Jn 20,19-23). La celebración de este sacramento, el confesarnos bien nos ayuda en este camino de conversión gozosa hacia la Pascua, que es la Cuaresma.
El sentirnos llevados a hombros del Buen Pastor; la alegría del Padre por el pecador que se convierte y el Padre que hace una fiesta porque ha encontrado al hijo perdido. A este sacramento se le ha llamado también el segundo bautismo: se ha perdido la vida nueva del primer bautismo y la recuperamos en este sacramento de la Misericordia del Padre o confesión. Es un regalo de Cristo Resucitado a su Iglesia el día de la Resurrección: "Al anochecer de aquel día primero de la semana...¡Paz a vosotros! a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados..." (Jn 20,19-23). La celebración de este sacramento, el confesarnos bien nos ayuda en este camino de conversión gozosa hacia la Pascua, que es la Cuaresma.
Liturgia viva, p. 10
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