Ciudad del Vaticano
(Martes, 08-08-2017, Gaudium Press) El domingo, en su alocución durante la
recitación del Ángelus en la Plaza San Pedro, el Papa Francisco recordó que la
liturgia celebraba la fiesta de la Transfiguración del Señor. Ocasión en que la
Iglesia recuerda el pasaje evangélico donde los apóstoles Pedro, Santiago y
Juan testimonian ese evento extraordinario.
Ojos y corazones
transfigurados
Francisco comentó que
"los discípulos descendieron del monte con los ojos y los corazones
transfigurados por el encuentro con el Señor" y agregó, aconsejando:
"Es el camino que
podemos realizar también nosotros. El redescubrimiento siempre vivo de Jesús no
es un fin en sí, pero nos conduce a descender de la montaña, recargados con la
fuerza del Espíritu Divino, para decidir nuevos pasos de auténtica conversión y
para testimoniar constantemente la caridad como ley de vida cotidiana".
El Papa comentó que los
tres apóstoles fueron transformados por la presencia de Cristo y el ardor de Su
Palabra. El evento de la Transfiguración del Señor, dijo el Pontífice, nos
ofrece un mensaje de esperanza: invitándonos a encontrar a Jesús, para estar al
servicio de los hermanos.
Separarse de las cosas
mundanas, contemplar a Jesús
"La subida de los
discípulos al Monte Tabor nos lleva a reflexionar sobre la importancia de
separarse de las cosas mundanas, para hacer un camino en dirección a lo alto y
contemplar a Jesús. Se trata de colocarse a la escucha atenta y orante de
Cristo, el Hijo amado del Padre, buscando momentos íntimos de oración que
permitan la acogida dócil y alegre de la Palabra de Dios", dijo el Santo
Padre.
Silencio, meditación del
Evangelio: esplendor, alegría
Los fieles presentes en la
Plaza San Pedro, bajo el fuerte calor romano, además fueron invitados a
redescubrir el silencio pacificador y regenerador de la meditación del
Evangelio: él "conduce a una meta rica de belleza, de esplendor y de
alegría".
Aconsejó el Papa: "el
tiempo de verano es un momento providencial para aumentar nuestro compromiso de
búsqueda y de encuentro con el Señor". Y, haciendo una referencia al
verano europeo y las vacaciones escolares, Francisco afirmó que "durante
este tiempo, los estudiantes están libres de compromisos escolares y tantas
familias hacen sus vacaciones. Es importante que durante el período de descanso
y de distanciamiento de las ocupaciones diarias, se puedan regenerar las
fuerzas del cuerpo y el espíritu, profundizando el camino espiritual".
En seguida, caminando hacia
el final de sus palabras, el Pontífice confió a Nuestra Señora las vacaciones
de todos pidiendo que Ella nos ayude a entrar en sintonía con la Palabra de
Dios para que Cristo se torne luz y guía de nuestras vidas:
"A Ella confiamos las
vacaciones de todos, para que sean serenas y proficuas, pero sobre todo el
verano de aquellos que no pueden hacer vacaciones porque impedidos por la edad,
por motivos de salud o de trabajo, por restricciones económicas o por otros
problemas, para que, aún así, sea un tiempo de relajamiento, animado por
presencias amigas y momentos felices". (JSG)
(De la Redacción de Gaudium
Press, con informaciones de Radio Vaticano)

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