EL PAPA
FRANCISCO EN PANAMÁ JMJ, ENERO DE 2019
María
tenía la edad de tantos de ustedes y María dijo: «He aquí la sierva del Señor,
hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38). Cerremos los ojos todos y pensemos en
María. No era tonta, sabía lo que sentía su corazón, sabía lo que era el amor y
respondió "He aquí la Sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra".
En este momentito de silencio, Jesús le dice a cada uno, a vos, a vos y vos:
¿Te animas? ¿Querés? Pensá en María y contesta: quiero servir al Señor, que se
haga en mí según tu palabra. (Discurso a los jóvenes,
24 enero 2019)
En el marco de la Jornada
Mundial de la Juventud (JMJ) Panamá 2019, el Papa Francisco presidió el Vía
Crucis en el Campo Santa María La Antigua en la Cinta Costera, donde ofreció
una hermosa reflexión.
Hay una certeza que llena
de esperanza este Camino de la Cruz: Jesús lo recorrió con amor. Y también lo
vivió la Virgen Gloriosa, la que desde el comienzo de la Iglesia ha querido
sostener con su ternura el camino de la evangelización… (Vía Crucis con los
jóvenes, 25 de enero de 2019)
¿Nos animamos a permanecer
al pie de la cruz como María? Contemplamos a María, mujer fuerte. De ella
queremos aprender a estar de pie al lado de la cruz. Con su misma decisión y
valentía, sin evasiones ni espejismos. Ella supo acompañar el dolor de su Hijo,
tu Hijo, Padre, sostenerlo en la mirada, cobijarlo con el corazón. Dolor que
sufrió, pero no la resignó. Fue la mujer fuerte del “sí”, que sostiene y
acompaña, cobija y abraza. Ella es la gran custodia de la esperanza.
De María aprendemos a decir
“sí” al aguante recio y constante de tantas madres, padres, abuelos que no
dejan de sostener y acompañar a sus hijos y nietos cuando “están en la mala”.

En María aprendemos la
fortaleza para decir “sí” a quienes no se han callado y no se callan ante una
cultura del maltrato y del abuso, del desprestigio y la agresión y trabajan
para brindar oportunidades y condiciones de seguridad y protección. En María
aprendemos a recibir y hospedar a todos aquellos que han sufrido el abandono,
que han tenido que dejar o perder su tierra, sus raíces, sus familias, su
trabajo.
Padre, como María queremos
ser Iglesia, la Iglesia que propicie una cultura que sepa acoger, proteger,
promover e integrar; que no estigmatice y menos generalice en la más absurda e
irresponsable condena de identificar a todo emigrante como portador del mal
social.
De ella queremos aprender a
estar de pie al lado de la cruz, pero no con un corazón blindado y cerrado,
sino con un corazón que sepa acompañar, que conozca de ternura y devoción; que
entienda de piedad al tratar con reverencia, delicadeza y comprensión. Queremos
ser una Iglesia de la memoria que respete y valorice a los ancianos y
reivindique el lugar que tienen como custodios de nuestras raíces.

Y así sorprendió a María y la invitó a formar parte de esta
historia de amor. Sin lugar a dudas la joven de Nazaret no salía en las “redes
sociales” de la época, ella no era una “influencer”, pero sin quererlo ni
buscarlo se volvió la mujer que más influenció en la historia. Y le podemos
decir con confianza de hijos: María, la “influencer” de Dios. Con pocas
palabras se animó a decir “sí” y a confiar en el amor, a confiar en las
promesas de Dios, que es la única fuerza capaz de renovar, de hacer nuevas
todas las cosas… (Vigilia con los jóvenes, 26 enero 2019)
Siempre llama la atención
la fuerza del “sí” de María, Joven. La fuerza de ese «hágase» que le dijo al
ángel. Fue una cosa distinta a una aceptación pasiva o resignada. Fue algo
distinto a un “sí” como diciendo: bueno, vamos a probar a ver qué pasa. María
no conocía esa expresión: vamos a ver qué pasa. Era decidida, supo de qué se
trataba y dijo “sí”, sin vueltas. Fue algo más, fue algo distinto. Fue el “sí”
de quien quiere comprometerse y el que quiere arriesgar, de quien quiere
apostarlo todo, sin más seguridad que la certeza de saber que era portadora de
una promesa…
María tendría, sin dudas,
una misión difícil, pero las dificultades no eran una razón para decir “no”.
Seguro que tendría complicaciones, pero no serían las mismas complicaciones que
se producen cuando la cobardía nos paraliza por no tener todo claro o asegurado
de antemano. ¡María no compró un seguro de vida! ¡María se jugó y por eso es
fuerte, por eso es una influencer, es la influencer de Dios! El “sí” y las
ganas de servir fueron más fuertes que las dudas y las dificultades.
Esta tarde también escuchamos
cómo el “sí” de María hace eco y se multiplica de generación en generación.
Muchos jóvenes a ejemplo de María arriesgan y apuestan, guiados por una
promesa…
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