Desde la atalaya del
adviento, contemplamos al Señor que se aproxima. Viene en la humildad, desde
Nazaret, por los caminos que se acercan a Belén. Luego, otra vez en camino,
desde Belén a un lugar de Egipto, huye por el miedo y la persecución.
Caminos de abandono e
inseguridad. Caminos de confianza. Desde el principio todo son búsquedas,
éxodos y vigilias.
Y nosotros, aún hoy,
seguimos también peregrinando por este mundo, sabiendo que Él es el único
Camino para la esperanza.
Felices Pascuas de la
Navidad ¡Ánimo y adelante!
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