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miércoles, 30 de septiembre de 2020

SAN JERÓNIMO

PRESBITERO Y DOCTOR DE LA IGLESIA

            "Qué podemos aprender de San Jerónimo? Pienso en particular en esto: amar la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura.

 

          San Jerónimo dice: “Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo”.

 

                    Por lo tanto, es muy importante que todos los cristianos vivan en contacto y en un diálogo personal con la Palabra de Dios que nos es dada en la Sagrada Escritura.

 

            Nuestro diálogo con Él siempre debe tener dos dimensiones: por un lado, debe ser un diálogo realmente personal, porque Dios habla con cada uno de nosotros mediante la Sagrada Escritura y tiene un mensaje para todos.

 

          Debemos leer la Sagrada Escritura no como una palabra del pasado, sino como una palabra de Dios que también nos habla: debemos esforzarnos por comprender aquello que el Señor quiere decirnos.

 

          Pero para no caer en el individualismo, debemos tener en cuenta que la Palabra de Dios se nos da  precisamente  para  construir comunión, para unirnos en la verdad de nuestro camino hacia Dios.

 

          Por tanto, a pesar de ser una palabra personal, también es una palabra que construye una comunidad, que construye la Iglesia.

 

          En consecuencia, tenemos que leerla en comunión con la Iglesia viva.

 

          El lugar privilegiado de lectura y escucha de la Palabra de Dios es la liturgia, en la que, celebrando la Palabra y haciendo presente el Sacramento del Cuerpo de Cristo, nos damos cuenta de la presencia de la Palabra en nuestra vida y la hacemos presente entre nosotros.

 

          No debemos olvidar nunca que la Palabra de Dios trasciende el tiempo.

 

          Las opiniones humanas van y vienen.

 

          Aquello que hoy es muy moderno será mañana muy antiguo.

 

          Por el contrario, la Palabra de Dios es una palabra de vida eterna, nos trae la eternidad, que es para siempre.

 

          Llevando en nosotros la Palabra de Dios, llevamos en nosotros lo que es eterno: la vida eterna».

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