Creo en Dios Padre
todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
Que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María Virgen.
Descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos; está
sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a
juzgar a los vivos y a los muertos.Creo en el Espíritu Santo.
La Santa Iglesia Católica;
la comunión de los Santos.
El perdón de los pecados.
La resurrección de la carne.
La vida perdurable. Amén.
Esta oración, que en su
forma actual ya se conocía en el siglo XVI, nos recuerda el gran misterio de la
Encarnación, por el cual María fue elevada a la excelsa dignidad de Madre de
Dios.
Se reza tres veces al día:
al amanecer, al mediodía y al atardecer.
Se debe rezar de rodillas, excepto el sábado por la tarde y el domingo, que se
reza de pie, en recuerdo de la resurrección de Jesús.
El Ángel del Señor Anunció a María.
Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Dios te salve, María...
He aquí la esclava del Señor.
Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María...
Y el Verbo
se hizo carne.
Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María...
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oremos: Infunde, Señor, tu gracia en nuestras almas, a fin de que
habiendo conocido por la voz del Ángel el Misterio de la Encarnación de tu divino
Hijo, podamos, por los méritos de su Pasión y de su Cruz, alcanzar la gloria de
la Resurrección. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Esta antífona, que data del siglo X, se reza durante el tiempo pascual en
vez del Ángelus (siempre de pie)
Porque Aquel, a Quien mereciste llevar,
aleluya.
Resucitó según dijo, aleluya.
Ruega por nosotros a Dios, aleluya.
Gózate y alégrate, Virgen María, aleluya.
Porque resucitó el Señor verdaderamente,
aleluya.
Oremos: Oh Dios, que has alegrado al mundo por la Resurrección de tu
Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, concédenos, por la intercesión de su Madre, la
Virgen María, alcanzar los gozos de la Vida eterna. Por Cristo, nuestro Señor.
Amén.
Envía, Señor, tu Espíritu y serán creados.
Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos: Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz
del Espíritu Santo, danos el gustar todo lo recto según el mismo Espíritu y
gozar siempre de su consuelo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo
contra la perversidad y acechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia
Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros
espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las
almas. Amén.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios
Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Santa Trinidad, un solo Dios,
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre virginal,
Madre sin mancha,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Sede de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso de honor,
Vaso insigne de devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los ángeles,
Reina de los patriarcas,
Reina de los profetas,
Reina de los apóstoles,
Reina de los mártires,
Reina de los confesores,
Reina de las vírgenes,
Reina de todos los santos,
Reina asunta a los cielos,
Reina del sacratísimo Rosario,
Reina de la paz,
Reina de la familia,
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
perdónanos,
Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre
de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oremos: Concédenos, Señor y
Dios nuestro, que podamos gozar de la salud del alma y del cuerpo, y por la
intercesión de la Santísima Virgen María, líbranos de las tristezas de este
mundo y danos la eterna alegría. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
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