El pasado domingo se clausuró en
nuestra Diócesis el Año Extraordinario de la Misericordia. En una Catedral
abarrotada, el Administrador Diocesano presidió la eucaristía arropado por un
gran número de los sacerdotes del clero diocesano. Fue una ceremonia sencilla
pero hermosa, que supuso el broche adecuado a un año intenso de actividad en
nuestra Diócesis.
Como olvidar la maravillosa
ceremonia de apertura con la presencia de los grupos de Scouts de toda España
que habían participado en el acto de envío de la luz de Belén el día
anterior. O el magnífico tránsito de la Puerta Santa de nuestra Catedral, con
las obras del artista Alfredo Colás que nos mostraban una auténtica
catequesis de la Misericordia de Dios. Y coronando todo el año el Encuentro
Diocesano de la Misericordia del 2 de abril, cuando las principales imágenes
devocionales de Cristo y de la Virgen de toda nuestra Diócesis se
concentraron en nuestra ciudad, y tras ser acogidos en la Catedral,
procesionaron hasta la plaza de toros que se llenó para la Eucaristía.
Ha sido un año intenso y
productivo, con la pena que sentimos porque nuestro pastor, Don Carlos
Escribano, fue reclamado para presidir la Iglesia riojana, pero con la
esperanza que tenemos de que, gracias a la infinita misericordia de Dios,
tendremos un nuevo obispo que nos guiará en esta nueva etapa de nuestro
caminar diocesano.
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