ORACIÓN-CONVIVENCIA DE CUARESMA
DOMINGO TERCERO DE CUARESMA
4 de Marzo de 2018
Parroquia del San León Magno
“Mi casa es casa de oración”
Bienvenidos
todos a esta celebración vespertina de oración.
Quizás hoy, más que en otras
ocasiones, la invitación del Señor en este tiempo de cuaresma a intensificar la
oración, en este lugar, es más oportuna: “mi casa es casa de oración” no la
convirtáis en un mercado.
Con esta preocupación y celo se
expresaba y actuaba Jesús en el templo de Jerusalén viendo en qué habían
convertido la casa de Dios.
Por eso en esta tarde vamos a
insistir en el sentido o significado del templo como morada de Dios y lugar de
encuentro con Él, donde se reúne la asamblea cristiana para la oración, la
escucha de su Palabra y la de celebración de los sacramentos, sobre todo de la
Eucaristía.
Quiero insistir, especialmente
esta tarde, en la necesidad del silencio interior y exterior para la oración,
para la escucha de la Palabra, para la adoración y la contemplación, el recogimiento
necesario, para el encuentro con Dios, con los demás y consigo mismo.
No olvidemos las palabras del
mismo Jesús, llevado de su inmenso amor filial, en toda su hondura y gravedad:
“Mi casa es casa de oración” y la oración y el culto que Él espera es “en
espíritu y en verdad”, que sea expresión de nuestro amor a Dios sobre todas las
cosas y al prójimo como a nosotros mismos.
DESCALZARSE PARA ENTRAR EN EL
OTRO
Para
entrar en el corazón de Dios o de un hermano tengo que descalzarme primero es
terreno sagrado. Es una experiencia difícil porque no estamos acostumbrados y a
menudo irrumpimos en el otro, en su vida, en su interior sin descalzarnos.
No
queremos descalzarnos porque “no queremos ensuciarnos”. Resulta más seguro y
más cómodo andar calzado. Pero es
necesario descalzarse para descubrir en “las propias carnes” las
características del terreno que piso.
Para saber si es tierra seca o húmeda la que atravieso, para “mirar
antes de pisar” dónde pongo el pie y descubrir cuántas cosas paso por alto
cuando camino calzado. Para “caminar más
lentamente”, tratando de no hacerme daño ni dejar marcas en los
demás. Para
“aprender a caminar” por la hierva, por los senderos, por las cuestas y por las
piedras.
“No todos los terrenos son iguales”, por
tanto no puedo entrar en el corazón de mis hermanos de la misma manera. Hay que caminar más lentamente cuanto más
difícil sea el camino, con más suavidad y cuidado, sin intereses ni exigencias…
Esta tarde Dios nos abre su
corazón. Pero nos invita a descalzarnos
primero. A descalzarnos sobre todo antes de entrar en el corazón de nuestros
hermanos. Son la tierra sagrada desde la que Dios nos habla al corazón sin
ambigüedades.
SEÑOR ¿POR QUÉ SOY ÁSÍ?
1.- Perdón por aquel
mendigo,
por aquella lágrima que hice brillar.
Perdón por aquellos ojos
que al buscar los míos no quise mirar. (2)
por aquella lágrima que hice brillar.
Perdón por aquellos ojos
que al buscar los míos no quise mirar. (2)
Señor: no le di la mano,
se encontraba solo y lo dejé partir.
Perdón por no dar cariño,
por sólo buscarlo y tan lejos de ti. (2)
se encontraba solo y lo dejé partir.
Perdón por no dar cariño,
por sólo buscarlo y tan lejos de ti. (2)
Señor, ¿por
qué soy así?
Estoy como ciego no sé comprender.
Señor, tú eres mi esperanza:
dame tu mirada, que te sepa ver. (2)
Estoy como ciego no sé comprender.
Señor, tú eres mi esperanza:
dame tu mirada, que te sepa ver. (2)
no doy la luz a otros que están
junto a mí.
Perdón por esta tristeza,
por sentirme solo cuando estás ahí. (2)
Perdón por esta tristeza,
por sentirme solo cuando estás ahí. (2)
Perdón,
por otros hermanos,
a quienes no importa de tu padecer.
Están cerca del que sufre,
pasan a tu lado, pero no te ven. (2)
a quienes no importa de tu padecer.
Están cerca del que sufre,
pasan a tu lado, pero no te ven. (2)
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