Gracias,
Señor, por enseñarnos
a
vivir como hermanos.
Gracias
por enseñarnos a perdonar,
y
reconstruir nuestras relaciones humanas.
Gracias
por enseñarnos cómo amar
y
darnos el ejemplo del mayor amor.
Gracias
por la madre que nos diste
que
nos cuida y nos acompaña siempre.
Gracias
por tu Palabra
tan
clara, tan sencilla, tan llena de vida.
Gracias
por invitarnos a seguirte
construyendo
el Reino de Dios en la tierra.
Gracias
por confiar en nosotros
e
invitarnos a colaborar en tu misión.
Gracias
por enseñarnos
a
vivir en comunidad.
Gracias
también, Señor, por la madre la Iglesia,
que es
nuestra gran familia.
Por
todo, gracias Señor.
Amén.
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