San Agustin nació en Africa del Norte en 354,
hijo de Patricio y Santa Mónica. El tuvo un hermano y una hermana, y todos
ellos recibieron una educación cristiana. Su hermana llegó a ser abadesa de un
convento y poco después de su muerte San Agustín escribió una carta dirigida a
su sucesora incluyendo consejos acerca de la futura dirección de la
congregación. Esta carta llego a ser posteriormente la base para la “Regla de
San Agustín”, en la cual San Agustín es uno de los grandes fundadores de la
vida religiosa.
La conversión de San
Agustín
A través de la poderosa
intercesión de su madre Santa Mónica, la gracia triunfó en la vida de San
Agustín. El mismo comenzó a asistir y a ser profundamente impactado por los
sermones de San Ambrosio en el Cristianismo. Asimismo, leyó la historia de la
conversión de un gran orador pagano, además de leer las epístolas de San Pablo,
lo cual tuvo un gran efecto en el para orientar su corazón hacia la verdad de
la fe Católica.
Obispo de Hipona
Luego de la muerte de su madre, San Agustín
regresó al Africa. El no deseaba otra cosa sino la vida de un monje – vivir un
estilo de vida silencioso y monástico. Sin embargo, el Señor tenía otros planes
para el. Un día San Agustín fue a la ciudad de Hipona en Africa, y asistió a
una misa. El Obispo, Valerio, quien vio a San Agustín allí y tuvo conocimiento
de su reputación por su santidad, habló fervientemente sobre la necesidad de un
sacerdote que lo asistiera. La congregación comenzó de esa manera a clamar por
la ordenación de San Agustín. Sus plegarias pronto fueron escuchadas. A pesar
de las lágrimas de San Agustín, de su resistencia y de sus ruegos en oposición
a dicho pedido, el vio en todo esto la voluntad de Dios. Luego dio lugar a su
ordenación. Cinco años después fue nombrado Obispo, y durante 34 años dirigió
esta diócesis.
Escritos
San Agustín fue un escritor prolífico, que
escribió más de cien títulos separados. Según lo mencionado anteriormente, San
Agustín escribió su famosa autobiografía titulada Confesiones. El mismo escribió además un gran tratado
durante un período de 16 años titulado Sobre la Trinidad, meditando sobre este
gran misterio de Dios casi diariamente. San Agustín escribió además la Ciudad
de Dios, que comenzaba como una simple y breve respuesta a la acusación de los
paganos de que el Cristianismo era el responsable de la caída de Roma.
Conclusión de su vida
En 430 San Agustín se
enfermó y falleció el 28 de agosto de ese mismo año. Su cuerpo fue enterrado en
Hipona, y fue trasladado posteriormente a Pavia, Italia. San Agustín ha sido
uno de los más grandes colaboradores de las nuevas ideas en la historia de la
Iglesia Católica. El es un ejemplo para todos nosotros, un pecador que se hizo
santo y que nos da esperanza a todos. San Agustín es actualmente uno de los
treinta y tres doctores de la Iglesia. Su fiesta se celebra el 28 de agosto.
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