El
domingo 19 de agosto, Sor Jackeline recibirá los votos solemnes en el Convento
de las Madres Agustinas de Rubielos de Mora. La ceremonia será a las cinco de
la tarde.
Sor
Jackeline nos ha escrito una carta a toda la diócesis ante este día tan
importante en su vida:
Me
llamo Sor Jackeline, soy de Kenia, vivo en el Convento de las Madres Agustinas
de Rubielos de Mora (Teruel). Soy novicia de votos simples. El día 19 de agosto
voy a tomar los votos solemnes; a decir “sí” al Señor como María. Doy gracias a
Dios por el don de la vocación que me ha dado, me ha llamado de la nada a la
existencia. Me miró con misericordia porque me ama, y me quiere tal y como soy.
Desde
cuando era pequeña sentía algo que me empujaba hacia la Iglesia aún sin
comprender lo que era. A medida que iba creciendo tenía más interés de conocer
a Dios más de cerca. Después de los estudios me encontré con algunas monjas que
me hablaron de la vida religiosa. De ahí tuve más ganas de entregarme al Señor
en la vida contemplativa. Es entonces cuando me puse en contacto con las
hermanas de donde estoy ahora por medio de una hermana compañera mía que
también está en el mismo convento.
Al
empezar no fue tan fácil para mí, pero gracias a Dios y a las hermanas he
llegado a comprender el significado de la vida contemplativa, no hay cosa más
bonita que estar delante del Señor contemplando su rostro, para estar con Dios
no hace falta muchas palabras solo con la mirada basta. Tenemos que buscarle
con noble corazón, por eso dice San Agustín “nos has hecho para ti Señor y
nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en ti”. La verdad es que la
vida se vive desde la experiencia.
Hoy
me siento dichosa y bienaventurada porque un día no muy lejano respondí la
llamada del Señor, y como la Virgen María le dije: “Aquí está la esclava del
Señor hágase en mí según tu palabra”.
Por
eso he decidido dar el paso; a entregarme del todo a mi esposo Cristo. Les
ruego recen mucho por mí. Les prometo hacer lo mismo y les invito a todos a
acompañarme este día tan especial para mí, a las cinco de la tarde.
Qué
Dios bendiga a cada uno y nos haga sentir más cada día la felicidad de ser para
Él. Gracias.
Sor
Jackeline
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