El
trabajo de evangelización en Vietnam, llevado a cabo desde el inicio del
siglo XVI y consolidado con los primeros Vicariatos Apostólicos del Norte,
Dang-Ngoái, y del sur, Dang-Trong, en 1659, ha tenido en el transcurso de los
siglos un admirable desarrollo.
Actualmente,
las diócesis son 25, 10 en el norte, 6 en el centro y 9 en el sur, y los católicos
son, aproximadamente, 6 millones, casi el 10% de la población.
Este
resultado se debe a que, desde los primeros años, la semilla de la fe se ha
mezclado, en el territorio vietnamita, con la abundante sangre de los mártires,
tanto del clero misionero como del clero
local y del pueblo cristiano de Vietnam.
Juntos
han soportado las fatigas del trabajo apostólico y han afrontado incluso la
muerte por dar testimonio de la verdad evangélica.
La
historia religiosa de la Iglesia vietnamita señala que han existido un total de
53 edictos, durante más de dos siglos, en total 261 años, 1625-1886, que han
decretado persecuciones contra los cristianos: una más cruel que la otra.
Son
alrededor de unas 130.000 las víctimas caídas por todo el territorio nacional.
Entre
esta multitud se ha conservado la memoria de 117 mártires, de los cuales Andrés
Dung-Lac es el primero de la lista.
Algunos
son misioneros extranjeros, entre ellos dos catalanes, Joan Gil de sant
Francesc de Tortosa y Pere Almató de Vic, otros de las Misiones extranjeras de
París, pero la gran mayoría son cristianos laicos de allí.
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