San Pedro anuncia la Palabra y cumple los signos que manifiestan la presencia del Reino de Dios, como el Señor.
Esto mismo realizará Pablo en
Iconio (Hch 14, 8-18).
El encuentro y el abrazo de
Pablo y Pedro se refleja en el "Icono de los apóstoles".
Representa el abrazo y la
comunión de la Iglesia procedente de la gentilidad y de aquella que procede de
Israel.
En ellos (en su vida y en su
martirio) la Iglesia reconoce a los garantes de la fe.
Todas las Iglesias celebran
unánimemente la solemnidad del martirio de los apóstoles Pedro y Pablo.
La fiesta de los apóstoles procede
de la Iglesia aún indivisa y debe celebrarse con un gran sentido ecuménico.
Esta fiesta es pues antigua y
universal, no sólo en Roma, sino en todo el mundo cristiano.
La liturgia de los apóstoles
se revela festiva.
Celebramos el fundamento
apostólico de la fe cristiana.
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