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sábado, 17 de julio de 2021

SALUDO DE DON JOSÉ ANTONIO SATUÉ, OBISPO ELECTO



Queridos diocesanos, amigas y amigos todos de Teruel y Albarracín,

 

Ayer, fiesta de la Virgen del Carmen, se anuncia mi nombramiento como Obispo de vuestra Diócesis y quisiera enviaros un saludo muy cordial desde Roma, lugar en el que trabajo desde 2015. Espero que pronto podamos encontrarnos y saludarnos en esas tierras turolenses.

 

Desde que tuve noticia del nombramiento, el pasado 30 de junio, los sentimientos que predominan en mi corazón son la turbación, la confianza y la alegría.

 

Turbación, porque Dios me ha hecho y me hace ver mis limitaciones y errores. Por eso, a veces me pregunto cómo podré cumplir, aun contando con su ayuda y con la vuestra, una misión tan grande: la de ser Pastor de vuestra Diócesis, en un momento tan particular como el que vivimos en la Iglesia y en la sociedad, marcado por la pandemia, los cambios culturales, los desafíos sociales y medioambientales, la crisis demográfica, la secularización, la reforma de las estructuras eclesiales, para acoger, celebrar, anunciar y transmitir mejor el amor de Dios a cada persona.

 

Confianza, porque a lo largo de mi vida he comprobado repetidamente que Jesucristo ha utilizado mis pobres palabras y mis torpes gestos, para consolar con su misericordia a tantas personas. En la desproporción entre la pequeñez de mi aportación y la grandeza del don recibido por ellas se evidencia, a mi modo de ver, la presencia y la acción del Espíritu de Dios.

 

Tampoco os puedo esconder mi alegría. Así se lo manifesté al Santo Padre Francisco y, de igual manera, os lo comunico a vosotros. Alegría, por haber sido designado para la sede de Teruel y Albarracín: una diócesis pequeña y llena de vida, muy parecida a Huesca, en la que voy a tener la oportunidad de ser verdaderamente pastor; tomando el testigo a Don Antonio Gómez Cantero y en comunión con la Iglesia, nuestra madre en la fe; conociendo a cada sacerdote, diácono y seminarista; a cada laico comprometido, a cada persona consagrada; acercándome a la gente menuda, a la juventud y los adultos y los mayores de cada comunidad, a todas las personas y, de modo especial, a las que sufren. Voy a tener la oportunidad de ser pastor, viviendo, aprendiendo, gozando y celebrando con vosotros; trabajando, sufriendo, muriendo y resucitando con vosotros; colaborando con las instituciones y con las personas de buena voluntad, sea cual sea su credo o ideología; compartiendo con todos y con cada uno la alegría y la cruz de trabajar por el Reino de Dios, en fe, en esperanza y en fraternidad. En definitiva, cada día que pasa estoy más convencido de que la Diócesis de Teruel y Albarracín va a ser para mí la esposa más bella.

 

Me encomiendo a nuestra Madre, la Virgen del Carmen, a Santa Emerenciana, cuya tumba visité este martes, y a vuestras oraciones. Rezad por mí, por favor; recemos unos por otros. ¡Hasta pronto!

 

Recibid un saludo muy cordial, en el Señor.

 

José Antonio Satué Huerto

Obispo electo de Teruel y Albarracín

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