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miércoles, 23 de septiembre de 2020

SAN PÍO DE PIETRELCINA, PRESBÍTERO


Pío de Pietrelcina, de la Orden Menor de los Frailes Capuchinos, fue agraciado con grandes carismas místicos interiores que se reflejaban exteriormente en su cuerpo; entre ellos, destacan los estigmas de la Pasión de Cristo y el don taumatúrgico.

 

Su vida fue un reflejo vivo del carisma de san Francisco de Asís.

 

Su espacio vital se estableció durante toda su vida entre el altar y el confesionario.

 

Se distinguió por el conocimiento de espíritus, el discernimiento espiritual y una exigencia que llevaba siempre al gozo de la conversión.

 

La devoción a San Pío promueve el amor a los pobres y una vida de oración muy intensa.

 

Murió en San Giovanni Rotondo, Apulia, el año 1968.

 

¿De dónde le viene la santidad a este fraile? ¿De sus estigmas? No, de su unión e identificación con Cristo en la pobreza, la penitencia y el amor a los que sufren.

 

A su canonización, en 2002, asistió una multitud ingente de fieles, como no se había visto nunca.

 

Los pequeños del Reino saben reconocer a sus pastores: aquellos que se muestran dispuestos a escuchar con entrañas de  madre.

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