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domingo, 8 de diciembre de 2024

INMACULADA CONCEPCIÓN

 

 "Santa María Madre de Dios".

Desde los primeros siglos, la Iglesia formuló en su oración la esencia de su fe   en la Madre de Jesús, Concilio de Éfeso,   431 dC.

Pero tardó siglos en ir descubriendo, asombrada y poco a poco, las       maravillas de la gracia contenidas en estas   palabras que brotan de los labios del pueblo cristiano.

San Ireneo tuvo un presentimiento de la Inmaculada concepción de  María, cuando descubrió en ella "la nueva        Eva".

No fue hasta el siglo XV que la Iglesia cantó adecuadamente en el Prefacio de la fiesta de hoy estas palabras: "Porque           preservaste a la santísima Virgen María de  toda mancha de pecado original, para  preparar en ella, enriquecida con la plenitud de tu gracia, la digna madre de tu        Hijo".

Se manifiesta así la simbiosis entre la "lex orandi" y la "lex credendi".

La fórmula es tan completa que tuvo que   repetirse casi palabra por palabra en la definición dogmática del Papa Pío IX de 1854.

Como su Asunción, la inmaculada  concepción de María se fundamenta en su maternidad divina.

María es, en     su inmaculada concepción, la imagen anticipada de la Iglesia, la bella esposa, "sin mancha ni arruga, santa e inmaculada" (Ef 5,27).

También el Prefacio canta que la Inmaculada Concepción muestra el comienzo de la Iglesia.

Ciertamente: ella es la primera cristiana, la primera que cree en Jesucristo.

El primer  al Señor.

El "Hágase" de María en la Anunciación   va por delante de la fe de todos los cristianos.

Ella inaugura la fe del Nuevo Testamento.

En 1760, el Papa Clemente XIII, a petición de Carlos III, declaró a la Virgen María en el misterio de su Purísima Concepción como Patrona de los reinos de España.

 

En la Liturgia de la Palabra se proclama el relato de los orígenes.

Desde el principio la humanidad es pecadora, pero también desde el principio hay    una promesa de salvación.

La primera Eva anuncia ya el misterio de la segunda     Eva.

Como dice el conocido texto de San  Ireneo: "Lo que la Virgen Eva había atado en la incredulidad, la Virgen María lo  ha desatado por la fe".

Pablo, exultante, entona un himno de alabanza al Padre: "nos ha destinado por medio de Jesucristo  a ser sus hijos para alabanza de la gloria de su gracia que nos ha concedido en el Amado".

La predestinación de María desde el primer momento de su concepción   anticipa este misterio y en ella se realiza  perfectamente (CCE 492).

En el Evangelio se proclama la Anunciación.

María es principalmente el Arca de la Nueva Alianza cubierta con la gloria de        Dios: "La fuerza del Altísimo te cubrirá con   su sombra".

La anunciación del Señor es   el primer icono de la Trinidad del Padre  que envía a su Hijo en el Espíritu Santo.

  María es el "Nobile totius triclinium Trinitatis", palabras inscritas como título en  el insuperable cuadro de Fray Angélico.

María da la respuesta humilde de la fe:  "Hágase en mi según tu palabra". Esa misma respuesta es la que debe dar la Iglesia  y cada uno de los creyentes.

Ensuconocida oración "Elevación a la Santísima Trinidad", la santa carmelita sor Isabel de la Trinidad exclamará: "Oh, Fuego abrasador, Espíritu de Amor, desciende sobre  para que en mi alma se realice como       una encarnación del Verbo. Que yo sea para Él una humanidad suplementaria en la que renueve todo su Misterio".

 

¡Oh Virgen, por tu bendición queda bendita toda criatura!

 


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