EL PAPA PIDE A LOS ENFERMOS QUE ENCUENTREN EN LA FE, LA PALABRA
Y LOS SACRAMENTOS LA FUERZA
PARA AMAR A DIOS
En su mensaje por la
XXVI Jornada Mundial del Enfermo, el papa Francisco ha animado a todos los
enfermos, a las personas que sufren, a los médicos, enfermeras, familiares y a
los voluntarios a que vean en María, Salud de los enfermos, «a aquella que es
para todos los seres humanos garante de la ternura del amor de Dios y modelo de
abandono a su voluntad»
l Papa exhorta a los enfermos a que «siempre
encuentren en la fe, alimentada por la Palabra y los Sacramentos,
la fuerza para amar a Dios y a los hermanos en la experiencia también de la
enfermedad».
Además, el Santo Padre indica en el mensaje que «cada paciente es y será siempre un
ser humano», y «debe ser tratado en consecuencia». Los
enfermos, como las personas que tienen una discapacidad incluso muy grave,
«tienen una dignidad
inalienable y una misión en la vida» y
«nunca se convierten en simples objetos, aunque a veces puedan parecer
meramente pasivos, pero en realidad nunca es así».
Esta Jornada, instituida por san Juan Pablo II, en 1992,
y celebrada por primera vez precisamente en Lourdes el 11 de febrero de 1993,
constituye una ocasión «para prestar especial atención a la situación de los
enfermos y de todos los que sufren en general» y al mismo tiempo, «es una llamada dirigida a los que se
entregan en su favor, comenzando por sus familiares, los agentes sanitarios y
voluntarios, para que den gracias por la vocación que el Señor les ha dado de acompañar a los hermanos enfermos».
Además –precisa el Papa– esta celebración renueva en la
Iglesia la fuerza espiritual para realizar de la mejor manera posible esa parte
esencial de su misión que incluye el servicio a los últimos, a los enfermos, a
los que sufren, a los excluidos y marginados
También aprovecha el mensaje para expresar su cercanía a
todos los que viven en la experiencia del sufrimiento, y a sus familias. Del
mismo modo agradece a todos los que, según sus distintas ocupaciones y en
todos los centros de salud repartidos por todo el mundo, «trabajan
con competencia, responsabilidad y dedicación para vuestro alivio, vuestra
salud y vuestro bienestar diario».
Por otro lado, recuerda que como santa Bernadette estamos
bajo la mirada de María. «La humilde muchacha de Lourdes cuenta que la Virgen,
a la que llamaba «la hermosa Señora», la miraba como se mira a una persona»,
indica. Estas sencillas palabras «describen la plenitud de una relación», ha
reconocido Francisco.
Bernadette,
recuerda, después de haber estado en la Gruta y gracias a la oración, «transforma su fragilidad en apoyo
para los demás», gracias al amor se hace capaz de enriquecer a
su prójimo y, sobre todo, de ofrecer su vida por la salvación de la humanidad.
En esta misma línea, el
Papa invita a pedir a la Inmaculada Concepción «la gracia de saber siempre ver
al enfermo como a una persona» que, ciertamente, necesita
ayuda, a veces incluso para las cosas más básicas, «pero que también lleva
consigo un don que compartir con los demás».
Los frutos maravillosos de esta solicitud de la Iglesia
hacia el mundo del sufrimiento y la enfermedad «son motivo de agradecimiento al
Señor Jesús, que se hizo solidario con nosotros, en obediencia a la voluntad
del Padre y hasta la muerte en la cruz, para que la humanidad fuera redimida»,
insiste Francisco. Asimismo recuerda que la
solidaridad de Cristo, Hijo de Dios nacido de María, es la expresión de la
omnipotencia misericordiosa de Dios que se manifiesta en nuestras vidas
―especialmente cuando es frágil, herida, humillada, marginada, sufriente―,
infundiendo en ella la fuerza de la esperanza que nos ayuda a levantarnos y nos
sostiene.
Tanta riqueza de humanidad y de fe no debe perderse, sino
que «nos ha de ayudar a hacer frente a nuestras debilidades humanas y, al mismo
tiempo, a los retos actuales en el ámbito sanitario y tecnológico», subraya el
Papa.
Finalmente, el Pontífice asegura que en la Jornada
Mundial del Enfermo podemos encontrar «una nueva motivación» para colaborar en la difusión de «una
cultura respetuosa de la vida, la salud y el medio ambiente»,
«un nuevo impulso para luchar en favor del respeto de la integridad y dignidad
de las personas», incluso a través de un enfoque correcto de las cuestiones de
bioética, la protección de los más débiles y el cuidado del medio ambiente.
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