Fiesta:
12 de Septiembre
Ha sido Lucas en su
evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser la Madre de
Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María, traducido del
hebreo "Miriam", significa, Doncella, Señora, Princesa.
El nombre de María es sin
duda el más dulce de todos los nombres, y esa dulzura es la que hace que se
despierte en nosotros un amor filial al invocar a la Hija Predilecta de Dios y
Madre de toda la humanidad. Bajo su protección y su ayuda nos acercamos al
Señor y a la Salvación. Es ella quien como Madre se enternece por sus hijos y
aboga por ellos ante el Padre. El amor de Nuestra Madre, se despierta en
nuestro interior cada vez que mencionamos su Dulce Nombre, aquél que el Ángel
mencionó cuando le anunció su misión en la tierra: “Dios te salve María, llena
eres de gracia…”
María venía al mundo con la
misión más alta, ser Madre de Dios, y, sin embargo, no le cambia el nombre. Se
llamará, simplemente, MARIA, el nombre que tenía, y cumple todos esos
significados, pues como Reina y Señora la llamarán todas las generaciones.
María, joven, mujer, virgen, ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava
del Señor. Dulce mujer que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero
que con su calor lo envuelve en pañales y lo acuna. María valiente que no teme
huir a Egipto para salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en interceder
ante su hijo cuando ve el apuro de los novios en Caná, mujer fuerte con el
corazón traspasado por la espada del dolor de la Cruz de su Hijo y recibiendo
en sus brazos su Cuerpo muerto. Sostén de la Iglesia en sus primeros pasos con
su maternidad abierta a toda la humanidad. María, humana. María, decidida y
generosa. María, fiel y amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada,
Madre, Estrella de la Evangelización.
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