Nuestra Señora del Olivar,
sin lugar a dudas, constituye por su valor histórico y artístico uno de los
monumentos más importantes de la Comarca de Andorra-Sierra de Arcos.
Presidiendo el interior del templo está el altar mayor,
ornado con un retablo cuya advocación, como cabía esperar, es la de Santa María
del Olivar. La obra que hoy contemplamos fue realizada tras el fin de la Guerra
Civil en sustitución del conjunto anterior, que había sido destruido durante la
contienda. El antiguo retablo fue realizado entre 1727 y l734 por el mercedario
fray Pedro Puey.
A lo largo de sus ocho
siglos de vida, ha sido testimonio del transcurso de la historia al disfrutar
del esplendor vivido en los siglos XVI y XVII y al sufrir las contrariedades y
las dificultades del siglo XIX, con las desamortizaciones, y del siglo XX, con
la Guerra Civil. Durante estos años pasearon por su claustro significativos
personajes, que contribuyeron a dar brillo a la historia del monasterio,
destacando por encima de todos ellos fray Juan Cebrián, arzobispo de Zaragoza.
Al interés histórico se
suma el valor artístico del complejo estercuelino, construido entre el siglo XVI y el siglo XVII,
aunque su origen constructivo se remonta al siglo XIII. Si bien la mayor parte
de sus bienes muebles han desaparecido, el conjunto arquitectónico ha llegado a
nuestros días en un buen estado de conservación gracias a que se trata de un
monasterio vivo y a las labores de restauración efectuadas en las últimas
décadas, lo que nos permite disfrutar de la belleza del majestuoso claustro, de
la escalera principal y de la iglesia
El Monasterio cuenta con unas 30 habitaciones para
hospedería. Son dobles o individuales, con baño, totalmente restauradas. Se
utiliza para comer el refectorio monástico, del siglo XVII. Hay calefacción en
las habitaciones y comedor. El ritmo básico esta marcado por el horario de
comidas y el respeto a la tranquilidad del lugar que se cuida entre todos. No
hay otras obligaciones, pudiendo participar en la oración litúrgica de la
comunidad si se desea, así como pasear, estudiar, realizar visitas a los
interesantes lugares del entorno.
La Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando dictaminó en su día que el Monasterio del Olivar reunía
los méritos suficientes para merecer la declaración de monumento
histórico-artístico, reconocimiento que obtuvo por Real Decreto en 1982.
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