El día 6 de mayo a las 11 de la mañana habrá
una manifestación en Zaragoza, que terminará en la Plaza del Pilar, por la
dignidad de este pueblo de Teruel que agoniza y parece que lo que se hace es
insuficiente para evitarlo. Yo sólo hablo de esta diócesis de Teruel y
Albarracín, –no es toda la provincia– porque me preocupan mis gentes y como
dice el Concilio Vaticano II: “Los gozos
y esperanzas, las tristezas y angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre
todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas,
tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente
humano que no encuentre eco en su corazón” GS 1.
En estos 15 meses que estoy con vosotros,
como vuestro Obispo, haciéndome uno de vosotros y amando esta tierra, contemplo
todo un año de sequía que nos ha tenido angustiados al borde del precipicio, miro
la deforestación de nuestros paisajes (produce desconsuelo ver millares de
pinos secos e irreversiblemente consumidos por la procesionaria), la desolación
de nuestros pueblos ya enmarcados en el subdesarrollo, el cierre de nuestras
minas, sin proyectos de reconversión posible, la asistencia sanitaria obsoleta,
falta de medios y de personas, la fuga de jóvenes estudiantes y trabajadores,
un ferrocarril con trazado decimonónico, el tan traído y llevado corredor
Cantábrico-Mediterráneo, la falta de tan
solo 107 km de autopista que nos una a Madrid, la creación de nuevas carreras
universitarias que se puedan recolocar en nuestro campus, la ayuda a jóvenes
agricultores y ganaderos que asienten la población, el sufrimiento en la
convivencia por una inmigración que vive a nuestro lado pero no socializa con
nosotros, y asíun largo rosario de intervenciones necesarias y en justicia.
Todas las campañas electorales, nos han
traído ilusiones efímeras, disueltas como pompas de jabón en el aire.
Esperanzas reventadas en la nada y en el vacío de la eterna espera. Somos
pocos, nos dicen. Pero sabemos que tenemos los mismos derechos que el resto
delos españoles. Incluso dentro de nuestra Autonomía nos vemos relegados a un
segundo plano. Somos pocos, es verdad, pero tenemos la misma dignidad humana
que el resto y creemos en la distribución de riquezas y creemos en nuestros
potenciales, y sabemos que habitamos una tierra dura, con climatologías
extremas, pero nuestra historia nos avala, y la cantidad de personas que han
luchado por esta tierra y este pueblo. No queremos quedar tan solo como una
zona cinegética para que vengan los hijos de los presidentes de EEUU. Quizás la
próxima manifestación sería ante las instituciones soplando pompas de jabón
para que vieran como nos sentimos, como niños engañados con pequeños dulces que
al final nos dejan un sabor amargo en la boca.
Pido a todos los campaneros de nuestros pueblos
y de la ciudad, a nuestros curas y a nuestras comunidades católicas, que el
domingo 6 de mayo, a las 11 de la mañana, hagan sonar todos los campanarios de
nuestra diócesis “a arrebato” y en silencio y oración se convoquen delante de
sus iglesias, uniéndose a todos los que se manifiestan en Zaragoza, por la
justicia y la esperanza para nuestro pueblo.
Nuestro
pensamiento, nuestro grito, ante tanta indiferencia, es
uno: RECONVERSIÓN SÍ, ANIQUILACIÓN NO.
+ Antonio Gómez Cantero
Obispo de Teruel y Albarracín
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