El bautismo no es una
fórmula mágica sino un don del Espíritu Santo que habilita a quien lo recibe «a
luchar contra el espíritu del mal», creyendo que «Dios ha mandado en el mundo a
su Hijo para destruir el poder de satanás y transferir al hombre de las
tinieblas en su reino de luz infinita» (cf. Rito del Bautismo de los niños, n.
56).
Para ser santos no es
necesario ser obispo, sacerdote o religioso, sino vivir toda actividad, grande
o pequeña, en unión con Jesús y con actitud de amor y servicio al prójimo.
“Para ser santos ‘no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosos o
religiosas (…). Todos nosotros, todos, somos llamados a ser santos viviendo con
amor y ofreciendo cada uno su propio testimonio en las ocupaciones de cada día,
ahí donde se encuentra’”, citando pasajes de su exhortación apostólica Gaudete
et exsultate.
En ese sentido, “toda
actividad –el trabajo y el descanso, la vida familiar y social, el ejercicio de
las responsabilidades políticas, culturales y económicas–, toda actividad, sea
pequeña, sea grande, si es vivida en unión con Jesús y con actitud de amor y de
servicio, es una ocasión para vivir en plenitud el Bautismo y la santidad
evangélica”.
Papa Francisco
No hay comentarios:
Publicar un comentario