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lunes, 7 de mayo de 2018

VIVIR EN PLENITUD EL BAUTISMO Y LA SANTIDAD EVANGELICA




El bautismo no es una fórmula mágica sino un don del Espíritu Santo que habilita a quien lo recibe «a luchar contra el espíritu del mal», creyendo que «Dios ha mandado en el mundo a su Hijo para destruir el poder de satanás y transferir al hombre de las tinieblas en su reino de luz infinita» (cf. Rito del Bautismo de los niños, n. 56).

Para ser santos no es necesario ser obispo, sacerdote o religioso, sino vivir toda actividad, grande o pequeña, en unión con Jesús y con actitud de amor y servicio al prójimo. “Para ser santos ‘no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosos o religiosas (…). Todos nosotros, todos, somos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo cada uno su propio testimonio en las ocupaciones de cada día, ahí donde se encuentra’”, citando pasajes de su exhortación apostólica Gaudete et exsultate.

En ese sentido, “toda actividad –el trabajo y el descanso, la vida familiar y social, el ejercicio de las responsabilidades políticas, culturales y económicas–, toda actividad, sea pequeña, sea grande, si es vivida en unión con Jesús y con actitud de amor y de servicio, es una ocasión para vivir en plenitud el Bautismo y la santidad evangélica”.

Papa Francisco

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