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domingo, 29 de noviembre de 2020

ADVIENTO: LA ESPERA ACTIVA DE LA VENIDA DE CRISTO


 

● Cristo ya ha venido. Y lo creemos presente -resucitado- en nuestras vidas, en el mundo. De todos modos, vivimos esperando. Porque vivimos en la limitación y entre contradicciones. Y es que Cristo vino y viene en la impotencia, en la pobreza... (recordemos el Evangelio del domingo pasado: Mt 25,31 -46). Él no escogió ni escoge las armas ni el poder basado en la sumisión -¡sería contradictorio!- para vencer al “eje del mal”.

 

● Los Evangelios no dicen cuándo se producirá la venida definitiva. Es decir, cuándo llegaremos a la plenitud que deseamos. Pero san Pablo intuye que no será pronto (y ya hace dos mil años que lo decía!). Experimenta, también, que no todo está hecho, y que antes del final habrá que trabajar, dar testimonio, hacer como Cristo que escogió el camino del tú a tú, de la responsabilidad personal. Y que quizá habrá que sufrir (1 Te 5,1-11; 2Te 2,1-12).

 

● Otro Apóstol, Santiago, nos ofrece una imagen muy expresiva del tiempo que vivimos: “Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra mientras recibe la lluvia temprana y tardía” (Sant 5,7).

 

● La actitud del creyente, mientras tanto, es de espera vigilante y activa. Vigilante, para descubrir en el mundo, en la vida, la presencia del Resucitado, del que ya ha venido. Activa, porque sólo el trabajo de todos y de cada uno de los hijos e hijas de Dios - continuando el trabajo y el estilo de Jesús irá transformando este mundo -el entorno inmediato- según el plan del Padre. Pero el creyente también ora: expresa el deseo del Amor pleno para todos. La invocación, “¡Ven, Señor Jesús!" es característica de este tiempo de espera (1 Cor 16,22; Ap 22,20).

 

 ● Por otro lado, el anuncio de la venida de Jesucristo resucitado, que pertenece a la predicación apostólica de los primeros tiempos (Hch 3,19-21), es la misión de la Iglesia y de cada creyente mientras vive en este mundo. Un anuncio que es Buena Noticia y que está cargado de esperanza para toda la humanidad. Pistas para contemplar a Jesús y el Evangelio  Como los textos de Mateo de los últimosü domingos del año litúrgico que terminamos la semana pasada, estas palabras de hoy, según Marcos, están situadas justamente antes de la pasión-muerte-resurrección de Jesús. 

 

● Hallamos aquí indicadas las cuatro partes o vigilias, de tres horas cada una, en que los romanos dividían la noche, empezando a las seis de la tarde y terminando a las seis de la mañana. El día se dividía de manera similar.  

 

● La interpretación alegórica de este texto nos dice que el “dueño”  que tiene que volver es Cristo y que el “portero” que tiene que velar mientras espera somos sus seguidores. Y la “casa”  es la Iglesia. Por otro lado la noche en la que hay que velar, “no sea que os encuentre dormidos”, es, en la simbología bíblica, el dominio de las tinieblas, el ámbito del mal y la mentira; la interpretación alegórica, pues, nos dice que el Señor, cuando venga, quiere hallar su casa llena de luz -vida, justicia, paz, acción...-, aunque sea medianoche.  

 

● Por tanto, los que seguimos a Jesús estamos llamados a hacer de este mundo, que es como es, un lugar donde se pueda vivir a plena luz. Estamos invitados a no dormirnos en las noches del mundo, en las oscuridades que muchos padecen. Tenemos qué velar –actuar y orar- en la esperanza de que el Señor vendrá. Orar con el Padrenuestro: “venga a nosotros tu Reino”. Y actuar con quienes creen que “otro mundo es posible”.

 

“El Evangelio en medio de la vida”

(Domingos y fiestas del Ciclo-B)

Josep Maria Romaguera

Colección Emaús - Centro de Pastral Litúrgica

 

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