PÁGINA PRINCIPAL

domingo, 20 de junio de 2021

DOMINGO DE LA TEMPESTAD CALMADA

 


En este Domingo, Marcos termina el capítulo 4º con el relato de la tempestad calmada.

Una narración que presenta tintes pascuales y donde la "barca" ya posee un pleno significado eclesiológico.

Prolépticamente, se anuncia la singladura de la Iglesia en el mar del mundo.

"La otra orilla" era ya "tierra de paganos".

Las fuerzas del mal se alzan contra la endeble barquichuela para impedir la misión.

Jesús duerme tranquilo en la barca, confiado en el Padre.

Está, pero es como si no estuviese.

Lo despiertan y Él "se levanta", se utiliza el mismo verbo de la Resurrección.

Él exorciza el mar, con un gesto y una palabra solemnes.

El mar es una criatura de Dios, y la palabra del Señor sobre este pequeño mar tiene el eco de la voz de Dios, que escuchamos en la primera lectura.

Él, Jesús, es la voz de Dios, "vox Domini".

Los discípulos se sobrecogen de temor, un temor más fuerte que el que tenían cuando la barca zarandeaba en la zozobra, un temor ante la manifestación divina.

De ahí la pregunta clave: "¿Quién es éste?"

Sin la luz de la Resurrección no podrán contestar plenamente a esta pregunta.

De alguna manera, el relato simboliza el tiempo de la Iglesia y de la misión.

El Salmo de hoy lo hubiesen podido cantar los discípulos: "Se alegraron de aquella bonanza y Él los condujo al ansiado Puerto".

Este "ansiado puerto" es el Reino ya consumado, "la otra orilla" donde el Señor nos espera Resucitado.

En la epístola escuchamos la seria exhortación del apóstol: "Nos apremia el amor de Cristo", "caritas Christi urget nos".

No hay comentarios:

Publicar un comentario