Tú, Señor, acompañas nuestro vivir
cuando las aguas están calmadas
y todo va sucediendo en armonía,
sin que suceda nada fuera de lo normal
Tú, Señor, estás aún más cerca
de nosotros
cuando de pronto surge
una enfermedad,
un problema de trabajo,
un conflicto de relación,
un desencanto, una muerte
o cualquier dificultad.
Tú estás cuando los huracanes
de la vida
nos hacen sentir miedo,
porque se mueve la barca,
creemos que no vamos a poder
superar ese momento
y entonces dudamos
de tu presencia y de tu amor.
Tú, que conoces
nuestras tempestades vitales,
nos tienes siempre envueltos
en tu amor,
estás esperando que nos pongamos
confiados en tus brazos
para desarrollar todos nuestros
recursos y capacidades.
Tú, que crees en nosotros
mucho más que nosotros mismos,
que nos has regalado a cada uno
un potencial infinito
de equilibrio, salud mental,
amnesia del dolor y alegría,
nos haces salir airosos
de todas las dificultades.
Tú sólo esperas que tengamos fe en Ti
que creamos, de verdad,
que acompañas siempre nuestra vida,
y que en Ti nuestro valor aumenta
y nos llenas de fuerza,
para poder con todo lo que la vida nos depare,
siempre que sepamos que vives
dentro de nosotros,
que somos personas
habitadas,
impulsadas desde dentro a
ser.
Mari Patxi Ayerra
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