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miércoles, 16 de junio de 2021

EL MAGNIFICAT PERMANENTE



En el evangelio de San Lucas (1, 46-56) encontramos el cántico del Magnificat que se reza todos los días en las vísperas. En su primera parte se halla la más grandiosa exaltación de la “humilde esclava”. Dios ha querido que la misma Virgen María inspirada por el Espíritu Santo, alabe al Señor proclamando las grandezas que el Altísimo ha realizado en su Ser; y en la segunda parte exulte su poder misericordioso:

 

«Engrandece mi alma al Señor

y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador

porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava,

por eso desde ahora

todas las generaciones me llamarán bienaventurada,

porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso,

Santo es su nombre

y su misericordia alcanza de generación en generación

a los que le temen.

Desplegó la fuerza de su brazo,

dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.

Derribó a los potentados de sus tronos

y exaltó a los humildes.

A los hambrientos colmó de bienes

y despidió a los ricos sin nada.

Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia

-como había anunciado a nuestros padres

– en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.»

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