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jueves, 29 de septiembre de 2022

SANTOS ARCÁNGELES MIGUEL, GABRIEL y RAFAEL

  

"Veréis el cielo abierto y a los ángeles  de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre". Los ángeles suben y bajan, según la visión de  la escala de Jacob, citada por el mismo Señor en el Evangelio de hoy.

Son verdaderamente arcángeles, los primeros de los ángeles, por las  misiones altísimas que les fueron encomendadas: a Gabriel anunciar a María la  encarnación del Verbo; a Miguel, devenir        protector de la Iglesia; y a  Rafael ser fiel    compañero de camino. Más allá de toda  forma  mitológica o de exceso en el discurso teológico, los arcángeles Miguel,      Gabriel y Rafael expresan el ser divino.

Miguel significa: "¿Quién como Dios?" y ¿quién es como Dios, sino Dios mismo y su Cristo?

Gabriel significa: "Dios es fuerte" y ¿quién es fuerte, sino Dios  mismo y  su Cristo?

Rafael significa: "Dios cura" y ¿quién cura, sino Dios mismo y su Cristo?

San Bernardo predica que bajan para  ayudarnos en nuestros caminos y nos elevan para llevarnos a la contemplación de la Verdad esencial, que ellos contemplan cara a cara.

Pero el único camino, por el que suben y bajan, es común a ellos y a nosotros: Cristo, en el misterio de su Muerte y Resurrección.

Él es la verdadera escalera que Jacob soñó, aquella   que conforma el escudo de la primera Cartuja de la Península: "Scala Dei".

La Liturgia cristina se complace hoy en celebrar los santos Arcángeles en el bello  oficio de las Horas Santas y en la Eucaristía.

Ellos son mensajeros de la Navidad y de la Pascua, y nosotros participamos      del ministerio angélico cuando alabamos       a Dios  Trinidad, anunciamos la Verdad de   Cristo y somos "ángeles-servidores" los       unos de los otros.

En las santas Iglesias de Oriente, la Liturgia de los ángeles es  aún más espléndida, ya que son comunidades conscientes de que la Liturgia de la tierra es participación de la Liturgia        celestial.

Es bueno recordar, con la tríada  de los arcángeles, el bello e insuperable  icono de Rublev con la "theologia" que allí    debe contemplarse, pues los ángeles en  la Biblia son mediación de la Presencia divina.

 

Misa: Dan 7, 9-10. 13-14 (o bien: Ap 12, 7-12a); Sal 137, 1bcd-2a. 2bcd-3. 4-5; Jn 1, 47-51

 

La teología sobre los ángeles debe ser  muy discreta, acorde con la Sagrada Escritura que es realmente sobria sobre         su esencia y su ministerio.

Los ángeles  están presentes en el Antiguo y Nuevo Testamento, y su existencia no se puede          liquidar sin más como hace una cierta teología racionalista.

El Evangelio, referente a la vocación de  Natanael, ha sido escogido claramente por el versículo: "Veréis a los ángeles de         Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre".

El creyente ve siempre el cielo abierto, el  mundo de Dios,  en la fe y en la contemplación.

Verá siempre "lo mayor" que es  el Señor glorificado y comprenderá que el abajamiento y la exaltación del Hijo de Dios, "el Hijo del Hombre",  es "la escala de   Jacob" que une el cielo con la tierra, y la  tierra con el cielo (Gén 28,11ss).  Ahora      el Hijo está en el cielo como en la tierra, de manera que lo ascendente y lo descendente es simultáneo y dinámico.

Los ángeles pueden ser una imagen sensible  del Espíritu Santo, que desciende del Padre y del Hijo y permanece junto a nosotros.

Natanael veía al Señor que lo llamaba, porque permanece entre nosotros, pero Él jamás ha dejado el cielo pues vive  siempre con el Padre (Jn 14,11).

Los ángeles pertenecen al mundo de Dios, que los envía al servicio del Señor Jesús y de su obra de salvación, ya que todo ha sido creado por y para Él (Col 1,16).

En la primera lectura, la lucha del arcángel Miguel y sus ángeles contra el Mal, "el dragón", símbolo del eterno combate de los "hijos de la luz" contra aquello que les impide vivir según las enseñanzas del Reino y en       seguimiento del Señor de la gloria.

Los ángeles forman parte del "cielo         abierto" que Natanael contemplará por       la Resurrección de Cristo.

Los cristianos  podemos comprender, en la fe, que en nuestro caminar hacia Dios los ángeles nos acompañan.

Ejercen su ministerio como manifestación de la presencia divina a favor nuestro, y "son los servidores que cumplen sus deseos", verso aleluyático.

Los ángeles, en la Escritura, son también "liturgoi" y alaban a Dios.

Los cristianos, en la Liturgia y de manera concreta     en  el canto del "trisagion" del Prefacio, nos  unimos a su alabanza.

Así, el Salmo canta  en el verso responsorial: "En presencia de los ángeles tañeré para ti". Como subraya el Catecismo, la Liturgia cristiana se cele- bra en el cielo: "La Liturgia es “acción” del “Cristo total" (Christus totus). Los que desde ahora la celebran participan ya, más allá de los signos, de la liturgia       del cielo, donde la celebración es enteramente comunión y fiesta" (CCE 1136).

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