Domingo del grano de mostaza.
El Salmo canta: "Es
bueno cantar para tu nombre, oh Altísimo, proclamar por la mañana tu
misericordia y por la noche tu fidelidad".
La Iglesia celebra cada día,
mañana y tarde, la misericordia y la fidelidad del Señor con la celebración de
las Horas Santas de Laudes y Vísperas.
Sabe que "es bueno dar
gracias al Señor".
La Eucaristía, que significa
antes que todo "acción de gracias", es el centro vital de cada
Domingo.
Los cantos y la salmodia de
la Iglesia en la liturgia matutina y vespertina nos hacen presentir el Reino de
Dios.
Ya que "mientras
vivimos, estamos desterrados lejos del Señor", tal como
dice el Apóstol en la segunda lectura.
Así mismo escuchamos:
"Caminamos sin verlo, guiados por la fe", como tampoco vemos cómo el
Reino de Dios crece.
Con las "parábolas
minimalistes", el Señor nos enseña
que el Reino
es de Dios, no nuestro.
Él sabe la medida y los
tiempos de su Reino.
También sus leyes de crecimiento.
Esto no significa que la
persona no deba hacer nada, tiene que preparar la tierra y sembrar, sino que la
cosecha es de Dios.
Pero es una cosecha en
beneficio del ser humano.
Esta es la enseñanza tanto de
la primera como de la segunda parábola.
Lo único visible de Dios en
este mundo es la santa Cruz, el árbol que el Señor ha plantado en "la cima
de un monte elevado" (primera lectura).
En este árbol todos "se
cobijan", como los pájaros del cielo en la parábola.
Este texto inspiró el himno
"Crux fidelis inter omnes, arbor una nobilis": en la Iglesia todo
crece bajo el signo de la Cruz.
El capítulo 4º de Marcos
contiene "las parábolas del Reino": la primera, la del buen
sembrador, que se omite en este cicló, y las otras que escuchamos hoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario