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domingo, 16 de febrero de 2025

BIENAVENTURANZAS

 

Lucas es el evangelista que remarca, más que ningún otro, que Jesús  es el orante  incansable.

De su oración   y de su contemplación del Padre nace       su predicación.

Una predicación que   comienza con las bienaventuranzas.

El  marco escénico, a diferencia de Mateo, no es la montaña sino el valle.

Su predicación empieza con la mirada de Jesús a sus discípulos que están delante de Él.

De los labios de Jesús brotan las cuatro  bienaventuranzas.

La primera, como en Mateo, es la de los pobres.

Estos son directamente apelados y se les dice que   el Reino de Dios es para ellos.

Después  de los pobres, son interpelados los ham brientos, los que lloran y los perseguidos.

A las cuatro bienaventuranzas siguen los  cuatro "ayes" que subrayan la seriedad de la enseñanza de Jesús.

En cuanto a la caridad, a la justicia y a los deberes para  con el prójimo, Lucas, en cierto sentido   es IGmás radical que Mateo y Marcos.

La comunidad de los cristianos no debe   hacer ninguna concesión con relación a  estos  principios.

A modo de contraportada, la primera lectura de Jeremías y el Salmo manifiestan la bendición de Dios sobre el justo y su maldición para con  el injusto.

Eljustoqueescuchalapalabra de Dios es "como un árbol plantado al   borde de la acequia:   da fruto en su sazón".

Es el agua de la gracia que nos lleva a vivir la caridad sobrenatural que procura como primer fruto la justicia.

La Iglesia   está llamada a ser el pueblo en el que los  pobres ocuparán el primer lugar.

Son los "príncipes de sangre real de la Iglesia" que escribe Georges Bernanos.

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